En lugar de comenzar el presente artículo definiendo de forma general el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), me gustaría comenzar destacando algunos de los principales mitos que me he encontrado en internet haciendo una revisión bibliográfica sobre el TDAH. Algunas de las creencias populares falsas sobre el TDAH son las siguientes:
El diagnóstico del TDAH sigue criterios ICD-10 de la World Health Organization WHO (Trastorno Hiperkinetico) o DSM-V de la Asociación Americana de Psiquiatría APA (TDA/TDAH). Ambas clasificaciones son muy similares, si bien los criterios para el diagnóstico según ICD-10 (Trastrorno hiperkinetico) son algo más estrictos y requieren, entre otras cosas, que se presenten los 3 síntomas nucleares (hiperactividad, impulsividad e inatención), mientras que los criterios DSM-V admiten las presentaciones de inatento, hiperactivo/impulsivo o combinado.
A nivel de atención primaria, el médico de cabecera, o en su defecto el pediatra, por ejemplo, puede identificar a niños que posiblemente tengan TDAH. Esto puede realizarse mediante entrevista a padres y profesores, observación del niño, o cuestionarios especializados. La labor de estos profesionales es identificar las dificultades (población de riesgo), y derivar a estos niños y adolescentes a un especialista. Esta labor la pueden realizar también psicólogos del colegio, profesores o pedagogos si así detectan una dificultad.
En función de los síntomas que predominen, se pueden establecer tres tipos:
1. Presentación predominante: Hiperactividad-Impulsividad
2. Presentación predominante: Déficit de atención
3. Subtipo combinado.
¿Cómo se reconoce la hiperactividad?
¿Cómo se reconoce la impulsividad?
¿Cómo se reconoce la inatención?
Es importante destacar que el diagnóstico, tanto del TDAH como de cualquier otro tipo de trastorno, lo ha de realizar personal especializado. Para hacer un diagnóstico, el que sea, el profesional debe de estar correctamente formado, teórica y prácticamente. El diagnóstico se puede hacer por parte de un profesional del campo de la Medicina (psiquiatra infantil o neuropediatra) o de la Psicología (psicólogo clínico infantil o neuropsicólogo)
El procedimiento idóneo para establecer un diagnóstico comprende:
A. Entrevista clínica.
B. Observaciones del comportamiento del niño.
C. Cuestionarios y escalas especializadas.
D. Test psicológicos (pruebas psicométricas o neuropsicológicas)
E. Otras evaluaciones posibles (reconocimiento físico, evaluar problemas de audición, neuroimagen)